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Un blog sobre algunas cosas y cine.

viernes, abril 30, 2004

La reina del baile 




Por sugerencia de mi hermano, veo esta lista de películas más taquilleras de todos los tiempos. La diferencia de ésta con otras listas similares es que está ajustada a la inflación, es decir, que refleja realmente la cantidad de público que fue a verlas. O sea, que ni Titanic ni leches: la película más popular y más vista de la historia del cine es Lo que el Viento se Llevó, firmada por Victor Fleming. Digo firmada porque en realidad Victor Fleming dirigió sólo el 45% de su extenso metraje. El resto se reparte entre Sam Wood (15%), William Cameron Menzies (que además fue el decorador, otro 15%), George Cukor (5%), B. Reeves Eason (2%), y un 18% corresponde a directores de segunda unidad.
Por no hablar de doce guionistas además del propio Selznick y que son: Sidney Howard, Jo Swerling, Charles MacArthur, Ben Hecht, John Lee Mahin, John Van Druten, Oliver H.P. Garrett, Winston Miller, John Balderston, Michael Foster, Edwin Justus Mayer y el insigne F. Scott Fitzgerald. Todo ello para adaptar a la gran pantalla una poco distinguida novela de Margaret Mitchell, pero que tenía un potencial enorme para ser un éxito en el cine.
La persona que adivinó ese potencial, y la responsable de todo el conjunto, es el todopoderoso productor David O´Selznick, que entonces trabajaba para la Metro Goldwyn Mayer. Un tipo con una cierta tendencia al sentimentalismo (cosa que estropeó algunas de las películas que Hitchcock hizo para él), pero con un tremendo olfato para el éxito.
El resultado de toda esta combinación de profesionales es tremendamente irregular: Lo que el Viento se Llevó es una película que, vista hoy, se hace larga y aburrida, algunos personajes son risibles (particularmente las criadas negras), Vivien Leigh está para matarla las más de las veces, y la descripción de las consecuencias de la guerra en unos personajes peca de ingenua, si la comparamos, por ejemplo, con Guerra y Paz de King Vidor.
Pero hay cosas por las que esta película se merece un sitio en la historia del cine. Por ejemplo, cuando el padre de Scarlett (espléndido Thomas Mitchell), le dice que nunca debe olvidar la tierra, la grúa se eleva en el mismo sentido en que lo hará cuando Vivien Leigh pronuncie las famosas palabras "A Dios pongo por testigo...": ese movimiento de grúa, de hecho, es el más acertado y célebre de la historia del medio. El personaje de Rhett Butler es particularmente interesante: se nota el oficio de Clark Gable en todo momento, aunque hizo películas mejores que ésta, y que se recuerdan menos. La panorámica que muestra a los heridos en Atlanta es impresionante. El insomnio de la hija de Rhett y Scarlett en Londres se muestra muy bien. La secuencia en que la carreta pasa justo delante de una casa en llamas a punto de derrumbarse es pura emoción y espectáculo. Y lugar muy destacado merece Max Steiner, que compuso una banda sonora verdaderamente magistral.

jueves, abril 29, 2004

25 razones  




Éstos son los principales motivos por los que no creo que La amenaza Fantasma sea esa película tan horrenda que todo el mundo dice ser:

1) El comienzo, quince minutos de espectáculo puro.

2) Darth Sidious.

3) La secuencia en que R2D2 salva a la nave mientras escapa del bloqueo.

4) Watto.

5) El momento en que Anakin mira a Qui-Gon mientras comen, en apariencia un innecesario y casi invisible efecto especial hecho por ordenador.

6) La carrera de pods, una secuencia magnífica y con sentido argumental.

7) La despedida entre Anakin y su madre.

8) Darth Maul.

9) La incomodidad de Anakin en Coruscant.

10) La escena del Senado Galáctico.

11) Palpatine.

12) Las referencias a la hipotética extinción de los Sith.

13) La profecía de "aquél que traerá equilibrio a la Fuerza".

14) La mirada de odio que Anakin le dedica a Mace Windu en el Consejo Jedi.

15) El saludo entre Anakin y Obi-Wan.

16) La extraña relación entre Anakin y Padme.

17) Qui-Gon diciéndole a Obi-Wan "eres más sabio que yo".

18) La sorpresa de Anakin cuando sabe quién es Padme.

19) La aparición de los Gungans entre la niebla.

20) El despliegue de droides en la batalla contra los Gungans.

21) El duelo entre Darth Maul, Qui-Gon y Obi-Wan.

22) El momento en que Qui-Gon se sienta a meditar, mientras Darth Maul lo acecha como una pantera, separados por un campo de fuerza antes de volver a luchar.

23) El funeral de Qui-Gon, en que se plantean muchos interrogantes.

24) El falso final feliz.

25) La respiración de Darth Vader al final de los títulos de crédito.

martes, abril 27, 2004

La última sesión 




Hoy toca reflexión filosófica, debe ser que lo de Star Trek me ha hecho mella. En un post anterior, hice un homenaje al VHS, pero ahora la realidad es el DVD. Recuerdo que hubo un tiempo en que se decía que los videoclubs acabarían con el cine, y al final no fue así. Pero ahora, lejos de ser apocalípticos, hemos de reconocer que las salas de cine están perdiendo espectadores tanto aquí como en el extranjero. Las causas posibles son varias, pero yo apuntaría dos: el auge del DVD, con su calidad de sonido e imagen, y la llegada de Internet.
El ejemplo más simple de esto es Kill Bill. Ante la pésima distribución que tuvo en este país, ¿quién no se la bajó por emule o Kazaa? Y encima se nos echa la culpa a los usuarios. El público mayoritario sólo va a una sala de cine a ver películas que sean poco más o menos un acontecimiento. El formato de exhibición en las salas comerciales no ha evolucionado a la par que los formatos domésticos. El IMAX, que se pretendía un paso adelante, se ha quedado como curiosidad. George Lucas pretendía exhibir sus nuevas entregas de La Guerra de las Galaxias sólo en cines digitales, pero, por poner un ejemplo, sólo hay uno en toda Cataluña.
Y el cine es caro. Hay que pagar unos seis euros por la entrada, eso sin contar chucherías varias, luego encima tienes que aguantar, o bien a un público ruidoso que te distrae, o bien a un público puritano que te mira con malos ojos si te comes unas pocas palomitas (lo siento, soy adepto a las palomitas, ¿qué pasa?). Con unos cuatro meses de paciencia, puedes ver la misma película por un máximo de dos euros en la comodidad de tu casa, comiendo y haciendo lo que te dé la gana, parándola si quieres, poniéndola en versión original o doblada, y hasta saber cómo se hizo.
Y, si no tienes tanta paciencia, pues puedes ir al top manta o bajarte la película que te interese por redes P2P. Esto es así: las discográficas ya están perdiendo dinero a pesar de su cruzada contra la piratería. La industria cinematográfica se está quedando anticuada, y el peor efecto colateral de todo ello es que no pierden las películas mayoritarias (un montón de gente irá a ver esa mamarrachada de Van Helsing, eso sin dudarlo), sino las minoritarias. Spider, de David Cronenberg, duró dos semanas en cartel, y las distribuidoras no se arriesgan los cuartos por títulos que igualmente tendrían poco que hacer en la cartelera, y que limitan su exhibición a los festivales correspondientes.

domingo, abril 25, 2004

La última frontera 



La ciencia ficción suele ser, con escasas excepciones, pesimista. Una de esas excepciones es Star Trek, que es el fruto del sueño de Gene Roddenberry, un ex piloto de aviación que ideó en los años 60 una serie novedosa dentro del género. En el futuro, los hombres han extendido la colonización del espacio por toda la galaxia, viven (generalmente) en paz con la mayoría de razas y han formado una Federación de Planetas Unidos. Una nave, el Enterprise, tiene como misión establecer contacto con nuevas formas de vida y nuevas razas para ampliar el conocimiento del Universo. En la civilización imaginada por Roddenberry, los negros, las mujeres, y los extraterrestres por igual tienen las mismas oportunidades para ocupar cargos de alto rango. Es una visión conmovedora e idealista del futuro, que se plasmó el 8 de septiembre de 1966 con la emisión del piloto de la serie original.
En consonancia con esas ideas, Star Trek no es una serie centrada en la acción, sino en los diálogos y en las relaciones entre los miembros de la tripulación. El ritmo de la serie es pausado, lo que aún hoy divide a los aficionados a la ciencia ficción: muchos se aburren con ella, y otros (los trekkies) la adoran hasta el fanatismo. Lo curioso es que la serie original fue un fracaso, y la NBC la canceló a las tres temporadas, por sus bajos índices de audiencia. Fueron las reemisiones, y los fans, quienes consiguieron, tras largos años de espera, reivindicarla y hacer que continuase en forma de películas y nuevas series que continuasen con la premisa original. Hoy en día, el Universo Star Trek consta de seis series y diez películas hasta el momento, y es un fenómeno muy lucrativo para la Paramount. Es la única ficción televisiva que puede presumir de llevar casi 40 años en antena.
De todos modos, yo me quedo con la vieja y cálida serie original y su trío de protagonistas, el capitán Kirk (William Shatner), Mr. Spock (Leonard Nimoy), y el Dr. McCoy (DeForest Kelley). En sus episodios más inspirados, se mostraban ideas de ciencia ficción muy ingeniosas, y en conjunto, Star Trek: la serie original, es un canto a la amistad y al uso de la razón para resolver todo tipo de problemas. Por cierto, la serie tuvo continuidad en los 70 en forma de una serie animada de cierto interés.
Pero no fue hasta finales de los 80 que Star Trek: la Nueva Generación tomó el testigo. Tras tres temporadas dubitativas, la serie mostró, ya entrados los 90, un nuevo y más sombrío espíritu acorde con los tiempos: las amenazas a la Federación aumentaron y se hicieron más peligrosas, como los temidos Borg, y las relaciones entre los tripulantes ya son más frías. El Capitán Picard (Patrick Stewart), es un fanático de la disciplina y el conocimiento, y su falta de emociones, que encuentra en contrapunto irónico en el androide Data (Brent Spinner), se pone de manifiesto, de modo doloroso, en los encuentros con miembros de la vieja serie, como Spock, Scotty o Kirk, momentos conflictivos que acaso reflejen la tensión real entre la vieja y la nueva guardia de actores. Sin embargo, La Nueva Generación encontro su sitio, se consolidó como la más exitosa de todas, y tiene episodios cuyos guiones pueden rivalizar con las mejores novelas del género.
En Deep Space Nine, la oscuridad toma una forma clara. Es la primera serie de Star Trek que tiene un arco argumental, una especie de guerra mundial interestelar provocada por un poderoso y desconocido Imperio llamado Dominion cuyos planes son apoderarse de todo un cuadrante de la galaxia. La acción no está, como es habitual, situada en una nave, sino en una estación espacial permanente, con un capitán negro y desengañado llamado Benjamin Sisko (Avery Brooks). Es la serie más épica y espectacular de la saga. También es la más tenebrosa.
La decadencia empieza con Star Trek: Voyager, que trata de recuperar el espíritu de la serie original, con una nave que por un accidente acaba a millones de años luz de su orígen, y cuyo regreso es el argumento general de toda la serie. La capitana es una mujer llamada Kathryn Janeway (Kate Mulgrew), pero carece del carisma necesario, y los guionistas tuvieron que recurrir a viejas ideas (el encuentro con los borg y la incorporación de uno de ellos a la tripulación), para empezar a remontar el vuelo perdido.
La última serie hasta el momento, Star Trek: Enterprise, es una precuela en la que se muestran los primeros contactos con otras razas y cómo empezó a formarse la Federación. Es decir, está situada cronológicamente antes de la serie original, pero con efectos de primera, lo que no deja de ser paradójico. El Capitán es Jonathan Archer (Scott Bakula). Por el momento, está teniendo numerosos problemas para proseguir su continuidad, debido a los bajos índices de audiencia.
Capítulo aparte son las películas. De las diez producidas hasta hoy (ya hay rumores de una onceava, a pesar del descomunal fracaso de la última), prefiero las dos primeras (con dos bandas sonoras estupendas de Jerry Goldsmith y James Horner), y las últimas que muestran a algún miembro de la tripulación original, es decir, Aquél País Desconocido y Generations. Las demás se dejan ver, pero siendo honestos, ninguno de los diez largometrajes llega a ser una obra maestra de la ciencia ficción, o el perfecto homenaje a la saga televisiva que muchos hubieran querido.

jueves, abril 22, 2004

Secretitos 

Hoy es un día espectacular en noticias relacionadas con el mundo del cine. Normalmente no suelo hacerme eco de los rumores sobre proyectos, repartos, y directores. Una película, como aprendí de Carlos Pumares (poco más o menos mi Dios), no existe hasta que uno no la ve. Pero es que estas tres noticias son realmente de impacto:

1) El próximo proyecto de Steven Spielberg, ya confirmado, es una película sobre el atentado contra los atletas de los Juegos Olímpicos de Munich 72. Aquí está toda la información necesaria.

2) La película más esperada en la Linterna después de Kill Bill Vol. 2, esto es, Sky Captain and the World of Tomorrow, aplaza su estreno unos tres meses en USA debido a los complicados efectos especiales que se piensan usar. A esperar tocan. Aquí está la noticia y bonitas imágenes de la película.

3) La traca final, servida hoy mismo por AICN. La adaptación del comic Watchmen, que lleva años guardada en el arcón de los proyectos aplazados, sigue adelante, y ya tiene un director: su nombre es Darren Aronofsky.

El gran escaparate 




Como era de esperar, la programación de este año del mejor festival del cine del mundo es, una vez más, impresionante en calidad y variedad. Realmente, es una pasada ver cómo esta gente se lo monta para traer lo mejor del mercado internacional antes que nadie. Además, este año el Festival se abre con la última película de Almodovar (esto lo digo para sus fans, entre los que no me cuento), y estará presidido por el inefable Quentin Tarantino. Pero atentos a la selección oficial (ni pensar quiero en las maravillas que se verán en secciones paralelas):


Shrek 2 - Andrew Adamson, Kelly Asbury, Conrad Vernon (USA)

The Ladykillers - Joel et Ethan Coen (USA)

La Femme est l'avenir de l'homme - Hong Sang-soo (Korea)

The Life and Death of Peter Sellers - Stephen Hopkins (UK)

Nobody Knows - Kore-Eda Hirokazu (Japan)

La Vie est un miracle (Zivot je Cudo) - Emir Kusturica (Serbia/Monténégro)

La Nina Santa - Lucrecia Martel (Argentina)

Fahrenheit 9/11 - Michael Moore (USA)

Ghost in the Shell: Innocence - Oshii Mamoru (Japan)

Old Boy - Park Chan-wook (Korea)

Diarios de motocicleta (Voyage à motocyclette) – Walter Salles (Brasil)

Le Conseguenze dell'amore - Paolo Sorrentino (Italia)

Tropical Malady - Apichatpong Weerasethakul (Thailand)

Edukators (Die Fetten Jahre sind vorbei) - Hans Weingartner (Germany)

2046 - Wong Kar-waï (China)

Clean - Olivier Assayas (France)

Exils - Tony Gatlif (France)

Comme une image - Agnès Jaoui (France)

Qué difícil elegir. He puesto en cursiva a los directores cuyas películas a concurso me merecen mayor atención. Para ampliar la noticia, podéis consultar aquí algunas cosillas más.

En algún lugar del tiempo 

Hace no muchos días, el Museo de Cine de Amsterdam anunció el hallazgo de una película muda cuyas copias estaban completamente perdidas desde hacía 75 años, y que era el arca perdida de los historiadores de cine, pues es la única que reúne a Rodolfo Valentino y Gloria Swanson, la inolvidable Norma Desmond de Sunset Boulevard, la obra maestra de Billy Wilder. Como suele ocurrir en estas cosas, la copia fue hallada totalmente por casualidad de forma fragmentaria, formando parte de la colección que un cinéfilo ya fallecido había donado al museo. El filme en cuestión se titula Beyond the Rocks y está dirigido por Sam Wood. Como es natural, me resulta imposible adivinar la calidad del título, más allá de su valor histórico innegable. En todo caso, conviene recordar que Sam Wood ha dirigido en su totalidad películas como Una noche en la ópera y Un día en las carreras, de los Hermanos Marx, Adiós Mr Chips, El orgullo de los yankies y Por quién doblan las campanas. También ha rodado escenas de La reina Kelly, de Erich Von Stroheim, y de Lo que el viento se llevó. Un currículo que le da un cierto crédito, pero en todo caso, el rescate de una obra perdida de cine mudo siempre es una buena noticia. Ojalá suceda lo mismo con algunos títulos de Tod Browning.

miércoles, abril 21, 2004

El señor de la noche 




Tim Burton estrenó Batman en un momento idóneo: el final de la década de los 80. La película se puso de moda rápidamente, disparó las ventas de la música de Prince, y dio pie a una saga de películas que, hasta el momento, no han alcanzado la originalidad y oscura belleza de la primera. Lo cierto es que la elección de un director tan personal como Tim Burton para un megaproyecto de estas características no deja de ser curiosa. Sin embargo, resultó todo un acierto. Burton captó la verdadera esencia de los comics de la larga historia del personaje, particularmente de los mejores: las historias originales de Bob Kane y los esfuerzos entonces recientes de Alan Moore y Frank Miller. De ellos recoge la vertiente nocturna del personaje, a diferencia de la (por otra parte hilarante) serie de TV de los 60, que recoge la herencia de los comics de su época.
Batman, de Tim Burton, es una película llena de grandes momentos, en la que de entrada destacan los fastuosos diseños del malogrado Anton Furst para Gotham City, que es presentada como una ciudad apocalíptica y corrupta, un marco gigantesco para la lucha sin tregua entre el héroe y su némesis, el Joker (personaje al que el histrionismo de Jack Nicholson le sienta como anillo al dedo). De hecho, buena parte de los mejores momentos de esta espléndida película le corresponden al villano de la eterna sonrisa, al que Burton parece tenerle un especial afecto: la entrada en el museo del Joker y sus acólitos, destrozando todos los cuadros menos uno de Francis Bacon; sus divertidas apariciones en televisión; el desfile del Joker por las calles, tirando dinero a los transeúntes; el asesinato del concejal, que empieza con una inofensiva entrada de mimos; y, por descontado, el enfrentamiento final en la iglesia gótica.
Hay otros momentos memorables: el asesinato de los padres de Bruce Wayne de niño, con las perlas cayendo en la acera mojada, la entrada en la batcueva de Bruce y Vicki Vale, el sutil homenaje a Bob Kane en los dibujos de prensa, y la entrada en escena del batmóvil, de diseño espectacular. Sin embargo, también afloran sus peores defectos. Uno de los más graves es que Tim Burton no sabe dirigir secuencias de acción: en los combates entre Batman y sus adversarios hay una alarmante falta de ritmo. Y la pareja formada por Michael Keaton y Kim Basinger es endeble, incluso a pesar de la increíble belleza que muestra la segunda. Hasta Michael Gough, haciendo de Alfred, les roba planos.
Sin embargo, ya José Luis Guarner y Jordi Costa defendieron las grandes virtudes de esta gran adaptación de los comics al cine en un momento en que todos los demás críticos la atacaban con saña. José Luis Guarner señalaba lo sorprendido que estaba de la sobriedad y carácter grave de la historia, y Jordi Costa apuntaba en las relaciones que Burton establecía con los mejores comics de la saga. Burton repitió con el personaje en Batman vuelve, película que en mi opinión se le escapa de las manos, imponiendo un cierto histerismo neurótico a la historia. Después Joel Schumacher hizo dos bodrios de los cuales no quiero acordarme. Esperemos que Christopher Nolan le vuelva a hacer justicia al justiciero nocturno en un proyecto que parece ir viento en popa.

lunes, abril 19, 2004

¡Extra, Extra! 

Para empezar la semana, nada mejor que un boletín de noticias frescas de la web, como cuando uno entra a la oficina y lo primero que hace es mirar las noticias y el jueguecito del día, u otras cosas. Allá van, sin orden aparente:
- Kill Bill 2 se ha estrenado ya en los USA, aquí la veremos en Julio. Las críticas son aún más entusiastas que en la primera parte. ¿Es posible que Tarantino mejore la primera? En todo caso, en Junio sale el DVD de ésta.
- Animation Blast ha dejado de actualizarse. Amid Amidi, creador de una de las mejores webs de animación del panorama, se ha unido a Jerry Beck, de Cartoon Research, para presentar Cartoon Brew, un blog conjunto que nadie debería perderse. En breve haré la sustitución correspondiente en mis links.
- Escuchad al maestro hablando de una de las más grandes películas de Jean Renoir: Esta tierra es mía. Sólo oyendo lo que dice, y cómo lo dice, me han entrado ganas compulsivas de comprarme el DVD.
- En AICN hacen una extensa y apasionante entrevista a uno de los mejores animadores del momento, y uno de los pocos que aún hace cada dibujo a mano: el malsano y genial Bill Plympton.
- Investigando sobre la fecha de lanzamiento de este DVD, llegué por casualidad a Hellnation, una web sumamente atractiva sobre cine asiático y de terror. Ya está agregada a los links.

sábado, abril 17, 2004

Pantalla de sueños 


En Hannah y sus hermanas, Woody Allen interpreta a Mickey, un personaje hipocondríaco que empieza a obsesionarse con su salud a raíz de lo que finalmente resulta ser una insignificante infección de oído. Una vez libre de esa preocupación, le asaltan otras mayores de caracter existencialista, y vuelve a obsesionarse. Al final consigue romper con todo eso entrando por casualidad en una sala de cine y viendo Sopa de Ganso de los Hermanos Marx, que le devuelve las ganas de vivir. Esta es la mejor ilustración del poder del cinematógrafo: en este artículo podéis ver hasta qué punto el cine podría tener, por sus características, la misma función que las iglesias y catedrales en la Edad Media. Yo no quiero ir tan lejos, por supuesto, pero hay que reconocer que cuando uno entra en una sala de proyección, se sienta en la butaca, y se apagan las luces, se olvida automáticamente de toda preocupación y su atención se dirige hacia las vidas ficticias que se representan en la pantalla. Si hay suerte y la película es buena, habrá pasado un rato en grande, cuyos efectos serán similares a los de un viaje, haciéndole ver con distancia que lo que le preocupa es, como todo, relativo. El cine es un arte, no inferior a las viejas artes clásicas en ningún modo, y como arte que es, no sólo nos eleva el alma, sino que a menudo nos la deja como nueva.

jueves, abril 15, 2004

Notas de campo 


Mientras preparo un mega-post sobre uno de mis temas predilectos, y ultimo unas obligaciones que me han surgido estos días, dejo estas notas sobre filmes vistos o por ver que me han llamado la atención en estos días:
El fin de semana vi En América, de Jim Sheridan. La verdad, esperaba bastante más de ella: presenta la vida como una especie de fábula o cuento de hadas moderno que no convence por incoherencia con la dureza de la situación planteada. Lo único destacable son los homenajes a E.T. y Las uvas de la ira, dos obras inagotables.
El martes emitieron en un canal autonómico Réquiem por un Sueño, de Darren Aronofsky, con lo que pude verla por segunda vez. ¡Ah, ésta sí que es grande! Una de las películas más impactantes y duras que he visto en mi vida, rodada con pulso magistral y llena de innovadoras soluciones de filmación. En su momento, ganó una polémica pero merecidísima Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid del año 2000. No es plato a gusto de todos, pero es cine de muchos quilates.
El Domingo próximo emiten, a un horario imposible, una película de Frank Borzage inédita en nuestro país, Ese es mi hombre, en versión original subtitulada. Una ocasión para comprobar una vez más la firmeza y variedad del cine clásico norteamericano.

martes, abril 13, 2004

Futuro imperfecto 



Poco antes de que Star Wars irrumpiera en las pantallas, el cine de ciencia ficción de los años setenta era muy distinto: pesimista, agrio, preocupado por la tecnología y sus repercusiones. La mayoría de estas películas se han dado en llamar distopías futuristas, pues, al contrario de las utopías, presentaban un futuro más bien negro para la humanidad.
Es curioso que el mismo George Lucas lo hiciera en THX 1138, donde se presenta una sociedad bajo el dominio de los ordenadores y donde el amor es un delito. En Naves Misteriosas, Douglas Trumbull nos cuenta de un modo poético la historia de una nave que preserva los últimos vegetales que quedan después de la destrucción ecológica de la Tierra. Charlton Heston, a raíz de su papel en El Planeta de los Simios, se hizo el protagonista de Soylent Green, una joya de Richard Fleischer donde la superpoblación presenta problemas en la distribución de alimentos y en las desigualdades sociales, y de El último hombre vivo, una más bien pobre adaptación de la novela de Richard Matheson Soy Leyenda a las preocupaciones de la época.
En Almas de Metal, de Michael Crichton, los robots de un parque de atracciones se rebelan contra las personas, bajo la forma de un inquietante Yul Brynner vestido de vaquero. Norman Jewison convierte en Rollerball la atractiva idea de que los deportes del futuro serán ultraviolentos en una desigual película, donde destaca James Caan como protagonista. En el panorama que presenta La Fuga de Logan, se decreta que los hombres deben morir cuando llegan a los 30 años. En la impresionante y aséptica Sucesos en la IV Fase, el diseñador de créditos Saul Bass propone una guerra entre los hombres y las hormigas, más inteligentes que ellos. En la inquietante Engendro Mecánico, un científico diseña un computador que viola a su esposa, y la deja embarazada.
Poco después llegó Ronald Reagan al poder, George Lucas y Spielberg cambiaron la faz del cine, dándole una nueva dimensión neorreligiosa y algo ingenua, y el poder de persuasión de estas películas desapareció bajo la estela de los nuevos talentos, que supieron reflejar muy bien lo que los adolescentes querían ver en el cine en el momento preciso. Pero, en estos tiempos inquietantes, conviene recordar estas visiones peligrosas, que en algunas cosas, acabaron siendo proféticas.

domingo, abril 11, 2004

El mal absoluto 



Escrita tras tres años depresivos en los que Bret Easton Ellis se codeó con ejecutivos de Wall Street, la novela American Psycho se erige, por derecho propio, en la más feroz crítica jamás lanzada al vacío de nuestra sociedad de consumo de fin de siglo. La adaptación fílmica de una novela tan personal ofrecía grandes dificultades: muchos fueron los nombres de directores y actores que se barajaron, hasta que finalmente Mary Harron y Christian Bale se hicieron cargo del asunto. El resultado, con no ser perfecto, es espléndido en mi opinión. American Psycho, la película, cumple muy bien la traslación a imágenes de las largas descripciones que leemos en la novela: vemos los trajes, las lociones, los productos, y no su enumeración. Eso es el cine: contar en imágenes lo que la literatura hace en palabras. Algunas personas parecen sentirse decepcionadas con la falta de violencia y sexo explícitos que están en la novela. Hay que recordar que eso hubiera supuesto una dificultad de distribución añadida, y la sra Harron soluciona con mucha elegancia el problema: un uso abundante y muy cuidado de la elipsis nos ahorra un festival de cine gore que nos hubiera distanciado inconvenientemente de la trama. La película es un elaborado digest de la novela, y nos presenta las situaciones más divertidas e inquietantes de la misma, con una fotografía fría y metálica, un uso del scope y encuadre modélicos, y un casting que sólo puedo calificar de impecable. Christian Bale realiza aquí una interpretación de sobresaliente (se recomienda oírlo con su tersa voz original), tensa y crispada, por la que se le recordará en el futuro. Hay ligeros cambios con respecto a la novela, la mayoría en favor de la inquietud, pero son perfectamente insertables en la ficción de la vida de Bateman. Destacaría el diseño de producción, muy aproximado a la idea que uno se ha hecho de las situaciones escritas, y la corta pero magnífica colaboración de Willem Dafoe. Sólo echo en falta más metraje, para cubrir más aspectos de la vida del yuppie asesino. Pero la selección es excelente, y el montaje final supera, con muy mucho, tras una producción erizada de dificultades, lo que podía esperarse de él.

jueves, abril 08, 2004

Ley de vida 



Aprovechando estos días, uno puede acercarse al videoclub y alquilar alguna película de esas que se le había escapado en las salas de cine. A propósito de Schmidt fue la que vi el pasado Domingo. En cuanto acabé de verla, lamenté no haberla visto antes, y al mismo tiempo lo celebré: es una historia deslumbrante. A estas alturas, Jack Nicholson ya puede permitirse hacer intrascendencias como Ejecutivo Agresivo y Cuando menos te lo esperas, pero entre ellas, se sitúa el mejor retrato de la vejez que he visto desde que se estrenó la magna Una historia verdadera, de David Lynch. En A propósito de Schmidt, Nicholson demuestra sobradamente por qué ha conseguido ganar tres Oscars. Su personaje, Warren Schmidt, lo pierde progresivamente todo. Con su jubilación, su trabajo. Luego, a su mujer, y a su mejor amigo. Y, en cierto modo, también pierde a su hija. Pero Warren Schmidt afronta todos estos infortunios, a su avanzada edad, con un notable sentido de la dignidad, y desahogándose con las cartas que envía al niño que ha apadrinado, Ndugu. En ningún momento demuestra mejor su orgullo que en la impecable escena del discurso que da en la boda de su hija, discurso que no tiene una palabra de verdad, una falsedad subrayada por los primeros planos a las personas a las que se dirige, pero disimulada por el aplomo del padre de la novia. El mérito de esta escena y de toda la película se reparte a partes iguales entre Nicholson y Alexander Payne, su director y guionista. Hay mucho de americana en esta historia, y no en el sentido esperado. A pesar del pesimismo del guión, hay momentos francamente divertidos, y por otro lado, otros esperanzadores: la carretera como liberación, la caravana como símbolo de que nada es fijo, el redescubrimiento a partir del viaje, el inmenso paisaje americano que empequeñece y anima al fracasado protagonista. Y el plano final te deja con un nudo en la garganta. Lo dicho: una película deslumbrante.

martes, abril 06, 2004

Huevos de Pascua 



Ya estamos en Semana Santa, y ya he visto la más bien espeluznante programación que las cadenas de interés general nos tienen preparados. Entre mucha casquería, pues las películas de cada año en estas fechas: que si Espartaco, que si Ben-Hur, que si la típica de Jesús... lo de siempre. Películas que no es que sean malas (algunas son excelentes), pero que de tanto repetirlas pues aburren al personal, como el crimen que hace Antena3 con Los Simpson. ¿Cuándo, oh lares del hogar, echarán Padre de Familia para aquellos que no tenemos satélite? Bueno: en todo caso, es que no hay que ser muy imaginativo para poner una programación de cine algo más divertida en una semana de asueto. Yo propondría un poco de peplum y spaghetti western, que son géneros la mar de prolíficos y entretenidos, o películas de esas de arañas gigantes y hombres radiactivos, aunque sea a horarios infames, de esas que nos animaban los Sábados en la Sobremesa allá en los tiempos remotos. Y si no, para los fervorosos, pues pongan el Ben-Hur de Fred Niblo, así para comparar, o la Cleopatra de Cecil B. de Mille, que de puro hortera tiene hasta su gracia. Pero no, que eso cuesta un poco de esfuerzo, recurramos a lo de siempre, y más vale que alguien me dé un pellizco para que salga del país de los sueños.

domingo, abril 04, 2004

De obras otra vez 

Hoy prácticamente todas las visitas son mías, es mi tercer día de obras (después del sufrido inicio y del diseño inicial con links). El objetivo era dar una cabecera un poquito más diferencial, ya que hay muchos blogs con este diseño. He decidido cambiar la foto de cabecera, pero he alineado ésta con el cuerpo, la he hecho más grande y he puesto unas letras más llamativas y tal.
Horrores me cuestan estas cosas. Cómo envidio a los que saben programar y tienen facilidad de diseño. Esta cutrada que se ve me ha costado sangre, sudor y lágrimas. En fin... en Verano supongo que haré los cambios definitivos, y me aprenderé lo que sea necesario. Hoy todo el día de supervisión. Lo mío es vocacional, está más claro que el agua.

sábado, abril 03, 2004

Via Crucis 



Como ya dije, ayer fui raudo a ver en riguroso estreno la última película de Mel Gibson, con la intuición de que iba a ver algo especial. La pasión de Cristo, por su misma naturaleza, es un filme que estaba destinado a crear controversias extracinematográficas de magnitud. Yo a eso sólo puedo decir una cosita, y es que la película sigue punto por punto el texto de los Evangelios: lo poco que añade no va en ninguna dirección que vaya contra ningún colectivo o raza. Dicho esto, ver La Pasión de Cristo es una experiencia extraordinaria.
Viendo lo que ha hecho, entendí al fin por qué Mel Gibson no quería subtítulos: aunque parezca increíble, no son imprescindibles para entender una película que cuenta una historia que se asienta con firmeza en el poder de las imágenes por sí solas. Eso es cine en estado puro. La Pasión está llena de imágenes y secuencias impresionantes, desde el primer hasta el último minuto. La mayor parte de su metraje, no lo negaré, es de una dureza física y psicológica casi inédita.
También es una película llena de belleza. A lo largo de todo el metraje, se intercalan flashbacks con momentos de la vida de Cristo. Rara vez los había visto tan bien utilizados, tan conmovedores. Algunos duran breves segundos, otros algo más, pero todos tienen un sentido narrativo perfecto, ya que apoyan la acción presente con nuevos puntos de vista.
También hay imágenes concretas que te hielan la sangre en la butaca: momentos puntuales que entran de lleno en el cine de terror. Algunas de estas imágenes, por cierto, demuestran que Gibson no sólo conoce los Evangelios, sino todo el material bíblico al dedillo, e incluso me ha parecido detectar referencias explícitas a John Milton. No puedo ni quiero ser más específico al respecto.
Los actores están impresionantes, en especial James Caviezel como Jesús, Maia Morgensten como María, Francesco de Vito como Pedro, y sobretodo, Hristo Shopov en el papel de Poncio Pilato. El retrato de Pilato en La Pasión es fascinante, un personaje lleno de dudas y ambigüedad, que oscila entre la compasión y el ejercicio de su poder como procurador de Judea. Hay una enorme diferencia de clase entre los romanos: los superiores demuestran una dignidad muy superior a sus subordinados. En el caso judío, es al contrario: son los más humildes los que demuestran compasión en lugar de las autoridades. Esa ambigüedad está presente en la Biblia y en la película.
La fotografía, la banda sonora de John Debney, el montaje... todo tiene su lugar, todo encaja como los elementos de un cuadro de Velázquez. Es bastante difícil que vea una película mejor que ésta en lo que resta de año, yo ya me doy por contento.
Más allá de la división entre creyentes y ateos, no está de más decir que una lectura previa de los Evangelios es una gran ayuda a la hora de valorar todo lo que Gibson quiere transmitirnos. Con respecto al sufrimiento de Cristo, hay varias maneras de enfocarlo: como una muestra de la brutalidad humana, o como la prueba de que el sacrificio que Jesús hizo para realizar su misión fue inmenso. En cualquier caso, cobra sentido, y deja en mantillas a todas las películas precedentes que se han hecho sobre el tema, que no son pocas.
Eso sí, lo digo con toda seriedad. En el cine, ayer, no había ningún niño, y vi algunas personas afectadas por lo que estaban viendo. Es totalmente irresponsable que un niño vea La Pasión: es una película para adultos, y para adultos con un cierto grado de capacidad de análisis y que no sean demasiado sensibles ante las escenas de violencia gráfica. Cumplidas esas condiciones, la visión de esta maravilla es algo que vale la pena.

viernes, abril 02, 2004

Sesenta días 

Hoy esta página cumple dos meses, cosa que celebraré yendo esta noche a ver La Pasión de Cristo, es decir, a mi manera. Dos meses son ya motivo de comentario. La verdad es que mantengo aún toda la ilusión con la que empecé esto, y espero que eso se note en el resultado.
Tengo en cuenta a todos los que visitaís la linterna, pero, muy especialmente, a los colegas de blog que he conocido en estos dos meses, a los comentaristas entusiastas que me animan y me hacen sonreír, y a aquellos que, leyéndome, han confiado en mí para poner mi granito de arena en sus páginas. Vosotros ya sabéis quiénes sois, ¡gracias a todos!
Los comentarios me han sido muy útiles, porque me dan ideas para hacer posts. Tengo ya varias sorpresas preparadas, y espero hacer algunos pequeños cambios de diseño en cuanto encuentre tiempo libre (porque soy torpe de narices en eso).
Y he de decir que, para aquellos que critican los blogs, para mí esta página tiene un valor añadido: me sirve de agenda y de guía. Muchos de los enlaces que pongo me paso horas examinándolos, y muchas de las películas que mencionáis me las apunto para verlas en cuanto pueda. La verdad, prefiero dedicar mi tiempo libre a escribir sobre cine que a divagar o ver la televisión.
¡Es mucho más gratificante!

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