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Un blog sobre algunas cosas y cine.

domingo, mayo 30, 2004

Un film monstruoso 




Mientras íbamos al videoclub hace una semana, mi sobrino me fue comentando el argumento de Van Helsing, que no le había gustado nada, y yo pensé que su imaginación juvenil se inventaba algunas cosas, porque la inverosimilitud de lo que me contaba iba más allá de lo que parecía posible. Más adelante, leí en alguna parte una completa reseña de la película que explicaba exactamente lo mismo. La próxima vez confiaré más en la memoria de mi sobrino que en mi ingenuidad. Atención al argumento:
"El conde Drácula, transilvano de afilados y peligrosos colmillos, obligará al Doctor Frankenstein a crear una criatura, a la sazón el monstruo de Frankenstein, para revivir a los miles de embriones que, al estilo Alien, duermen en sus viscosos sacos, habidos de su unión con unas vampiresas que se retuercen en permanente estado de orgasmo. El experimento falla al asaltar el furioso pueblo el castillo del doctor, matar Drácula al médico y escapar el monstruo con su difunto progenitor hasta un molino al que la enfurecida turba prende fuego, dispersándose con la llegada de Drácula y sus novias, que lloran histriónicamente, por supuesto en constante estado de excitación sexual, ante la muerte del monstruo. Entretanto, un rejuvenecido Van Helsing, con aspecto entre cowboy y motero, se enfrentará a un gigantesco Mr. Hyde en la catedral parisina de Notre Dâme. Tras matarlo, Van Helsing regresará al Vaticano (para quien trabaja en su oficio de cazador de monstruosidades varias), en donde se le encargará viajar hasta Transilvania, para hacer frente a Drácula. Un trabajo en el que contará con la ayuda de una princesa gitana cuya familia, obligada por una maldición, lleva siglos combatiendo al vampiro, uniéndoseles finalmente en la contienda el pobre monstruo de Frankenstein, convenientemente indemne del incendio del molino."
Y hasta aquí puedo leer. Alucinatorio. ¿Es éste el homenaje que Stephen Sommers pretende hacer a los entrañables monstruos, nacidos de las plumas de Bram Stoker, Mary Shelley y otros, que tan bien retratados salieron en las producciones de la Universal en los años 30 y en las de la Hammer en los 60? Si estuviéramos hablando de una película de serie Z, con un presupuesto irrisorio y medios cutres, y un público poco exigente y más bien escaso, la propuesta podría ser hasta simpática. Pero estamos hablando de una producción que ha costado más de cien millones de dólares y que sólo en su país de origen ya ha recaudado esa cifra. Sobran más comentarios.

viernes, mayo 28, 2004

Cartoons 




Dentro de muy poco, el 7 de Junio, empieza el festival de cine de animación más prestigioso del mundo en Annecy, en la vecina Francia. Y en la selección oficial de largometrajes hay sorpresas muy agradables para nuestra pujante industria de animación, pues una de las nominadas al Gran Premio es El Cid, la leyenda, que es de largo la mejor película española estrenada en los últimos años. El argumento es en todo similar al clásico de Anthony Mann, pero con unos dibujos espectaculares, fruto de parte de la gente que trabajó con Dreamworks en El Príncipe de Egipto. También hay una nominación para Pinocho 3000, que se estrena este mes, una coproducción canadiense-española que no tiene mala pinta, hecha enteramente por ordenador. Lo malo es ¡ay! que también está nominada la coreana Oseam, de la que no oigo sino maravillas, y mucho me temo que sea la ganadora. Además, Bill Plympton, el último animador tradicional, presenta también su último trabajo, Hair High, que también es un temible competidor. La selección oficial se completa con un título italiano que desconozco llamado Toto Sapore. De todos modos, hay posibilidades de que España se lleve el premio que antaño se llevaron El Viaje de Chihiro y El gigante de hierro.

jueves, mayo 27, 2004

El ojo del observador 




Hasta finales de los 80, la familia judía compuesta por Arnold Friedman, su mujer Elaine, y sus tres hijos, David, Seth y Jesse era feliz. El padre era un ingeniero químico que, además de ser profesor en Great Neck, daba clases particulares de piano e informática en su propio domicilio. Era una familia culta, y los hijos ya habían desarrollado sus propios talentos en la música, la informática y, en el caso de David, la animación popular. David se convirtió en uno de los payasos para fiestas más apreciados de Nueva York.
Un día cualquiera, por mera casualidad, la policía interceptó un envío postal dirigido al padre, Arnold Friedman, proviniente de Holanda, y que contenía pornografía infantil. Este hecho fue el detonante de la destrucción absoluta de una familia que hasta entonces había conseguido establecerse y situarse en una comunidad próspera de vecinos. Arnold y el hijo menor, Jesse, fueron juzgados y encarcelados por delitos de abuso sexual hacia los alumnos que tomaban las clases particulares con ellos.
Estos son los hechos que Andrew Jarecki presenta en Capturing the Friedmans, un sensacional documental que cumple a la perfección la regla de oro del género: una absoluta neutralidad a la hora de exponer los datos, los testimonios, y los documentos gráficos (la mayoría, grabaciones caseras en vídeo de la familia), dejando el juicio último a cada uno de los espectadores.
A medida que el documental progresa, y vemos los testimonios de los implicados, encontramos algunos detalles inquietantes, que llaman poderosamente la atención. Por increíble que parezca, no se encontró ninguna prueba física de los cargos imputados, y nadie vio nada. Todo el proceso se basó en testimonios orales contradictorios por parte de las supuestas víctimas. Para complicar el caso, se descubre que Arnold tenía inclinaciones a la pederastia desde su juventud.
Es especialmente doloroso ver cómo la felicidad de la familia se hace pedazos a partir de la persecución de los Friedman, tanto por cuerpos policiales no especialmente sutiles ni inteligentes, como por los medios de comunicación, como por una cerrada comunidad de vecinos donde los rumores se convierten en hechos. La infancia de Arnold y la de su mujer habían sido complicadas, y la batalla puso esas fragilidades en evidencia y dividió el núcleo familiar, enfrentando a Elaine con su marido, y con sus hijos, que tomaron partido por su padre.
La película combina, con una habilidad sobrecogedora, las grabaciones caseras que muestran ese proceso de descomposición familiar, con los testimonios y entrevistas a todas las partes: los miembros de la familia, los acusadores, los vecinos y sus hijos, e incluso una periodista especializada en este tipo de casos. De todo ese material, salen revelaciones increíbles así como asombrosas contradicciones. Y Jarecki no toma partido por nadie: simplemente, monta las imágenes y las palabras de forma tan soberbia como expositiva.
"¿Qué es la verdad?", le preguntó Poncio Pilatos a Jesús en su interrogatorio. El silencio de éste se hizo célebre. Este documental es la mejor ilustración posible de esa misteriosa paradoja. Capturing the Friedmans es una película que está hecha para hacer pensar en todo lo que se esconde tras la engañosa superficie de las cosas.

martes, mayo 25, 2004

Tengo un plan 

Seguro que recuerdan la famosa secuencia en que Lawrence de Arabia se pasa varios días y noches meditando en cómo organizar un ataque que sorprenda a los turcos y al final dice "¡Akaba!", con la idea genial de atravesar el durísimo desierto hasta la playa donde los cañones están de cara al mar.
Algo así me ha pasado, tras ver la temible cartelera de Junio, saber que estrenan Kill Bill 2 el 2 de Julio y ver Capturing the Friedmans hoy mismo, de la que muy pronto dejaré mi reseña. Me aclararé: después de ver semejante monumento, no puedo ni quiero conformarme con Harry Potters, con Días del Mañana, o con los estrenos esperpénticos de este mes de inicio veraniego. Junio es el desierto, y la película de Tarantino es Akaba.
Mi plan para atravesar el desierto es sencillo: ver películas ya estrenadas que tengo pendientes (las perlas ocultas del post reciente), acercarme a ver la reposición de El testamento del Dr. Mabuse y tirar del DVD.
Es la mejor manera de prepararme para el veranito, que también traerá a mi muy querido Peter Parker enfrentándose al Doctor Octopus. Si hay que ver cine palomitero, que sea del bueno. Mientras tanto, me voy a empachar de cine de qualité hasta que las náuseas me lleguen a la garganta.

lunes, mayo 24, 2004

Delicatessen 

Ahora mismo, recuerdo la memorable frase del detective Somerset a su compañero Mills, refiriéndose a John Doe poco antes del desenlace de Seven: "Si se le abre la cabeza, y sale un OVNI de ella, no te sorprendas ¿eh?"
Pues bien, cosas más imposibles suceden. La prueba de ello es que José Luis Garci programa esta noche nada menos que La muerte tenía un precio, de Sergio Leone. Ahora que el spaghetti western (o para los más fisnos, eurowestern), está de moda y más desde que Tarantino lo homenajea, es una inmejorable ocasión para ver una de sus muestras más redondas.
Impagable Clint Eastwood, impagable Lee Van Cleef, impresionante Gian Maria Volonté como el villano psicopático llamado "El Indio". Cine del bueno en el lugar menos sospechado para emitirlo. Ojos y cintas preparadas, que esta no es de las que repiten cada dos por tres. Y hablando de Clint, soy de la opinión de que no es fácil entender lo que quiso decirnos con Sin Perdón sin ver estas piezas de su filmografía. Buen provecho.

domingo, mayo 23, 2004

Una de cal... 

Empieza a sonar un título definitivo para el Episodio tercero de Star Wars, según algunas fuentes. Sería Birth of the Empire, y la verdad es que no suena nada mal. Lo que ya no suena tan bien son los rumores que apuntan a que Lucas, maestro de la manipulación, haya modificado algunos fotogramas para las ediciones especiales de la vieja trilogía que salen en DVD en Septiembre. Puede que sólo sean rumores, pero a las pruebas me remito. La verdad es que me entran escalofríos de terror sólo de pensarlo.

Palma de victoria 




¡Se acabó Cannes! Qué deprisa pasa lo bueno. La ganadora ha sido Fahrenheit 9/11 de Michael Moore, algo que ya presagiaron los 20 minutos de aplausos que recibió tras su exhibición allí. Teniendo en cuenta la enorme calidad de las películas a concurso, uno tiene el derecho a preguntarse cuánto de coyuntural o de francés hay en este galardón. No faltan voces que dicen que la que realmente merecía el premio es 2046 de Wong Kar Wai. Pero a falta de ver los filmes, me atengo a la máxima de Montaigne y suspendo mi juicio.

El palmarés completo, que también puede consultarse en detalle, es éste:

Palma de Oro a la mejor Película: Fahrenheit 9/11, de Michael Moore

Gran Premio del Festival: Old Boy, de Park Chan-Wook

Mejor Actriz: Maggie Cheung por Clean, de Oliver Assayas

Mejor Actor: Yuuya Yagira por Nobody Knows, de Hirokazu Kore-eda

Mejor Director: Tony Gatliff por Exils

Mejor Guión: Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri por Comme une image

Premio del Jurado: Irma P. Hall en Ladykillers y Tropical Malady

A destacar el imparable empuje del cine oriental en todos los frentes, el ya legendario chauvinismo del festival, y la falta de riesgo del palmarés (nada para Stephen Hopkins, Paolo Sorrentino, ni para el anime Innocence), pero ya se sabe que no hay premio que no tenga algo de arbitrario.

viernes, mayo 21, 2004

Perlas ocultas 

Este fin de semana, olvídense de The Ladykillers. Ni los Coen son como Alexander McKendrick, ni Tom Hanks (un actor al que respeto, pero no en este tipo de papel), un rasta y compañía pueden siquiera soñar parecerse a Alec Guiness, Herbert Lom, Peter Sellers y compañía. El quinteto de la muerte es una obra maestra y quien quiera reírse, que se haga con una copia en lugar de ver fotocopias.
Este fin de semana, los estrenos de verdadera calidad son otros, y hay nada menos que tres, que merecen toda la atención. La matanza de Texas 2004, de Marcus Nispel es menos un remake que una actualización, que a su paso por festivales fantásticos ha dejado un excelente sabor de boca.
Las dos joyas de la corona no tienen apenas publicidad y se estrenan en muy pocas salas. Memories of murder, de Bong Joon-Ho, es la crónica de la caza de un asesino en serie, que mezcla raramente el humor con el drama, y está basada en un caso real. Una excelente muestra del mejor cine de Corea, que ya impresionó en Sitges y en San Sebastián, donde se llevó numerosos premios.
Y Capturing the Friedmans es un escalofriante documental que narra con gélida objetividad como la vida de una familia americana típica se hundió a raíz de las acusaciones (nunca del todo demostradas) de abuso sexual que pesaron sobre el padre y el hijo menor. Estuvo nominado al Oscar en su categoría este año, y seguramente lo merecía. Aquí puede encontrarse más información sobre el dramático caso.

jueves, mayo 20, 2004

Guía de viaje 




Gracias a José, de la página amiga Esa la he visto, he podido disfrutar de la lectura de un libro esencial: El cine norteamericano en 130 películas, de Augusto M. Torres. Me gustaría destacar la originalidad del enfoque, pues en el libro no sale repetido ningún director, un filme para cada uno. Y como además el señor Torres hace una semblanza de todos, tenemos la perfecta introducción al cine norteamericano en todos sus géneros desde sus inicios hasta hoy. En la obra, el autor demuestra sus impresionantes conocimientos derivados de largos años dedicados al estudio del tema. Hay algunas entradas que me han llamado la atención. Ninguna elección es obvia, aunque algunas sean necesarias. Por ejemplo, de Fritz Lang y Raoul Walsh ha escogido dos películas que he descubierto muy recientemente y que merecen su inclusión: Los verdugos también mueren y Juntos hasta la muerte, respectivamente. Se echa de menos algún director, como el fenomenal William Wellman, responsable de Beau Geste entre muchas otras. Pero en el cine del pasado siempre hay una especie de consenso, ya dificil de discutir, establecido por el tiempo. Donde un crítico se la juega es cuando habla del cine reciente, sin más perspectiva que el juicio personal. Y el señor Torres hace muy buenas elecciones: American Beauty de Sam Mendes, Ed Wood, de Tim Burton, o Un día de furia de Joel Schumacher (recuerdo lo criticada que fue y lo buena que es). No duda en decir que la obra maestra de James Cameron es The Abyss, aunque incluye la del barco. Pero el bombazo llega cuando, sin dudarlo, Torres dice que el Padrino III es la mejor de la saga, y que se puede equiparar al rey Lear. Una opinión valiente (que yo sepa, nadie más lo ha dicho), más difícil de rebatir de lo que parece, con la que el autor da una demostración de autoridad y criterio personal. Excelente y muy recomendable lectura.

miércoles, mayo 19, 2004

El mundo gira 

Después de algunos posts más bien largos, y como este medio está siempre en movimiento, conviene un poco de noticias que se van acumulando:

-El Festival de Cannes sube y sube como la montaña rusa: emoción con Kusturica, aplausos con Shrek 2, ovación para Kill Bill 2, y un clamoroso entusiasmo con Fahrenheit 9/11.

-Disney ha sacado una edición magnífica en DVD de algunos de sus clásicos más curiosos. La estrella es esta caja con todos los cortos de propaganda de la II Guerra Mundial, incluyendo el mítico largometraje Victory through Air Power. A ver si hay suerte y lo editan aquí algún día.

-Y una nota triste para acabar: ha muerto Tony Randall a los 84 años. Un extraordinario actor cómico que hizo mucho más que acompañar a Rock Hudson y Doris Day en la pantalla grande: su carrera en la televisión es un legado inmenso.

martes, mayo 18, 2004

La ciudad asediada 




Troya es una película brillante y extraña. Probablemente sea el mejor de los trabajos del competente Wolfgang Petersen. Lo primero que querría señalar es que, como era de esperar, el guión de David Benioff (que escribió ese trallazo de La última noche) se aparta significativa, lamentablemente a veces, tanto del complejo mito original como de las fuentes homéricas. De todos modos, se le perdonó a Peter Jackson un número de infidelidades igual, si no mayor, respecto a Tolkien, en pro de su eficacia narrativa. La cuestión es si los valores cinematográficos disculpan esas alteraciones, lo cual se cumple en esta versión.
A mí me sorprendieron más otras cosas: Troya es una película totalmente desacralizada, como corresponde al mundo descreído en que vivimos hoy. Los dioses no tienen ningún papel en la historia, lo que la hace más desolada aún. Petersen convierte el mito en el drama de un número incontable de hombres que se exterminan salvajemente por nada. Es significativo y realista que, para Agamenón, el rapto de Helena sea sólo una excusa para controlar el Egeo. Además, Troya desvía el mito hacia sus intereses, convirtiéndolo en la tragedia de dos personajes a los que el destino está empeñado en enfrentar: Aquiles y Héctor.
Brad Pitt está eficaz en su papel de máquina de matar, pero Eric Bana está soberbio: refleja las dudas y el honor de su personaje con sus miradas y sus gestos. Aunque los secundarios eclipsan más de una vez a los protagonistas. Brendan Gleeson está estupendo como Menelao: en su lucha con Paris, se ven al mismo tiempo las diferencias entre los personajes y los actores que los representan, porque Orlando Bloom me hizo desear que Menelao le aplastara la cabeza. Brian Cox exagera la codicia y mezquindad de Agamenón, que para mí siempre fue un personaje de sombría grandeza. Sean Bean está que se sale en el papel de Odiseo, que le va como anillo al dedo.
Pero la mención especial, como ya había supuesto, es para el ínclito Peter O´Toole, en un papel tan significativo y crepuscular como el de Paul Newman en Camino a la Perdición. Su composición de Príamo es sobrecogedora, basten sus ojos desorbitados cuando ve asomar el inmenso ejército griego en la playa, o, sobretodo, la soberbia escena en que Príamo entra en la tienda de Aquiles a implorarle lo que es suyo: Peter O´Toole borra a Brad Pitt de la pantalla en ese dramático duelo interpretativo
Sin embargo, a Brad Pitt se le reservan algunos de los mejores momentos de la película: además de los magníficos, quizás insuficientes combates, destacan las escenas con Briseida, en que Aquiles muestra su lado más sombrío y al mismo tiempo humano. El héroe no cree en los dioses, pero sabe que es un juguete del destino, cuya única justificación es su obsesión por la pervivencia de su nombre. Es magnífica la secuencia en que Aquiles grita roncamente a Héctor para que salga, mientras éste hace los últimos preparativos, y el duelo posterior, un prodigio de coreografía. El sanguinario llora sobre el cuerpo de su enemigo más formidable: como luchador, Aquiles sólo respeta el valor, de ahí su desprecio por Agamenón. Y la despedida con su fiel mirmidón Eudoro es conmovedora.
Pero Eric Bana está francamente superior en todos los momentos en que aparece: Héctor es el justo opuesto de Aquiles, un hombre hastiado de luchar que se ve metido en una guerra que no quería y que tiene que afrontar tanto la superstición de su padre como la insensatez de su hermano, a los que opone su capacidad estratégica y su inteligencia práctica. La ciudad inexpugnable depende de su príncipe, y cada momento en que Héctor está con su familia tiene un notable tono elegíaco.
Sin embargo, Troya tiene un problema considerable: ninguno de sus personajes es lo suficientemente atractivo como para identificarnos con él. Todos los héroes son tristes, antipáticos, pragmáticos o incluso mezquinos. La película es el retrato descarnado de una guerra sin objeto, de un escenario despiadado donde el exterminio entre los hombres es la norma. En ese sentido, Troya es una película árida y sin asideros, y aunque ese enfoque tenga más de un punto de conexión con la actualidad, es un riesgo considerable para una producción tan costosa como ésta.

sábado, mayo 15, 2004

Cinecittà 




Voy a hablar de Federico Fellini, un director por el que tengo mucha simpatía. No por que fuera (que lo fue) uno de los más grandes genios del cine mundial, sino por algo más personal: siempre sabe hacerme reír. Sé que suena extraño lo que digo, porque muchas de sus películas son barrocas, difíciles y sombrías. Pero siempre, en cualquiera de ellas, hay algún momento que me hace reír. Es como si Fellini nos dijera que sí, que la vida es un espectáculo incomprensible, a veces vacío, a veces doloroso, pero que siempre hay un motivo para la esperanza y la alegría, algo en lo que fijarnos que sea simplemente sorprendente y que nos distraiga de nuestras obsesiones.
Como todos los grandes, imitó mal y fue peor imitado. Partió del neorrealismo pero se apartó pronto de esa escuela para seguir su propio camino personal. Vaya por adelantado que no he visto sus 20 películas, y de su primera época, la realista, he visto sólo dos. Los inútiles me parece una historia conmovedora sobre un grupito de gandules que están de parranda hasta cansarse, encabezados por un maravilloso Alberto Sordi. La strada es una tragedia sentimental situada en el circo, donde sobresale Anthony Quinn en el papel de Zampanó, que destroza la vida de Gelsomina (excelente papel de Giuletta Masina para su marido). Fellini siempre trató con el respeto y el cariño que se merece el mundo del circo, al que hay referencias en casi toda su filmografía.
Es a partir de La dolce vita, su primera gran obra, que Fellini empieza a distanciarse del realismo. Se recuerda mucho la escena de Anita Ekberg en la Fontana di Trevi o la secuencia del falso milagro: pocos parecen recordar la visita del padre de Marcello, o el suicidio de su amigo Steiner. En esta película ya asoman muchos de los temas característicos del director, y que sólo puedo mencionar: la Iglesia, Roma y las mujeres. Y también es aquí donde comienza la feliz colaboración con Marcello Mastroianni, otro gigante del cine.
En Ocho y medio Fellini hace una pirueta demasiado arriesgada para mi gusto: hacer una película de la nada. Pero es un film de cierta importancia, porque es el punto de inflexión exacto entre el realismo y la tendencia a lo fantástico y lo irreal que a partir de entonces dominará al director italiano. Es, también, una interesante reflexión sobre la soledad.
La participación de Federico en el proyecto de Historias Extraordinarias, con su segmendo sobre Tobby Dammit, es más valiosa que algunos de sus largos. La densidad de este cortometraje es extraordinaria: no es una adaptación de Poe al uso, sino un chapuzón en la decadencia. Por cierto, la niña con su pelota que hace de demonio es verdaderamente espantosa: el primer toque de terror por parte del director.
Satyricon es una adaptación singularmente fiel del clásico de Petronio, pero con una escenografía marciana. La Antigua Roma parece realmente otro planeta. Fellini declaró que esa era su intención, pues no conocemos apenas nada de cómo vivían realmente los romanos de entonces. En Roma, el director hace una mezcla de recuerdos de adolescencia y sketches actuales sobre la ciudad eterna: destaca singularmente la escena en que los excavadores descubren una casa antigua y los frescos se evaporan por la entrada del aire. Sin embargo, Roma es una película que resulta fría sin pretender serlo.
Pero en Amarcord lo consigue todo. Esta evocación de la infancia de Fellini en Rimini tiene los rasgos irreales de siempre, pero están enmarcados con ternura y nostalgia. Esta película, lánguida y dulce al mismo tiempo, es la perfecta introducción al mundo de su director, la primera que recomendaría a quien no lo conociera. Y además es, de todas, mi favorita.
Pero la verdadera obra maestra del director italiano es Casanova, que viene a ser el revés de la anterior. Una obra gélida, cruel y profundamente extraña, en la que Fellini destroza el mito del famoso seductor, convirtiéndolo en un fracasado semental autodestructivo y patético. Curiosamente, esa visión lo termina humanizando. En una escena, Casanova se encuentra con su madre, en un teatro, y cuando la lleva a su coche, que es negro, un primer plano se acerca a las manos temblorosas y la cara de la mujer, que es una mueca al borde de la muerte. En otra, Casanova y una de sus amantes discuten sobre lo mal que se porta el culito de ella, como si fuera un niño travieso. Dos momentos significativos: el horror y el humor.
De las siguientes películas del maestro, sólo he visto tres, y las tres me resultan decepcionantes. Ensayo de Orquesta es una confusa alegoría, un género que siempre me pareció pobre. La ciudad de las mujeres exagera las cosas, pero tenemos a Mastroianni y una patinadora muda con un rostro inquietante, entre otras cosas: singularmente, el film no tiene nada de erótico. Ginger y Fred es un homenaje a un cine que no volverá, la última aparición de Giuletta Masina en su filmografía, que combina aciertos con errores en la misma proporción.
De las películas que no he visto de Fellini, me gustaría echarle un vistazo a Intervista, I Clowns y Almas sin conciencia. Por lo que sé de ellas, tienen suficientes elementos de interés para que les eche un vistazo, y corresponden a las tres edades de su cine: el comienzo, el apogeo y el ocaso.
Para acabar, me gustaría señalar que no conozco a ningún cineasta que sepa rodar la noche como Fellini, ni que sepa captar el sonido del viento como él lo hace. Hablando de sonidos, no puedo olvidarme de Nino Rota. El cine del director de Rimini no sería lo que es sin la música del colosal Nino Rota, que se merecería otro estudio como éste.

viernes, mayo 14, 2004

Variétés 

-Ya ha empezado Cannes. Las dos primeras películas a concurso ya han dejado buen sabor de boca. La principal retrospectiva se dedica al inconmensurable Buster Keaton. Se puede saber más en este sitio y también en este otro, que se puede ir consultando para ver novedades del evento.

-Este fin de semana se estrena Troya, que también ha desembarcado en Cannes. Insisto en que dejen a un lado a Brad Pitt y fíjense en cada gesto del hombre que hizo de Lawrence de Arabia y Lord Jim. Vale muchísimo más la pena.

-Y una novedad que no puedo dejar pasar por alto: el trailer definitivo de Los increíbles, la unión entre Pixar y Brad Bird, el creador de esa maravilla del Gigante de Hierro de la que saldrá un DVD especial en Otoño, con todo tipo de cositas.

miércoles, mayo 12, 2004

Hielo en la sangre 




El miedo es una de nuestras emociones más instintivas y antiguas. Del mismo modo que la risa, es algo muy personal. Lo que a una persona le asusta puede serle completamente indiferente a otra. Si hablamos del cine de terror, se da algo muy curioso, cuyos antecedentes pueden encontrarse en los antiguos espectáculos de feria: uno paga para pasarlo bien pasándolo mal. Es algo así como una descarga de adrenalina: reaccionamos a una determinada escena con pavor, pero enseguida somos conscientes de que estamos en una sala, seguros y fuera de peligro, y queda una sensación de cosquilleante placer, lo que no impide esa imagen tan típica de ponerse las manos en la cara con los dedos entreabiertos.
Para entrar en materia, puede observarse esta lista de 100 momentos terroríficos de la historia del cine. Por supuesto, es una lista subjetiva, con la que tengo algunos desacuerdos, pero es una buena iniciación a la historia del cine de terror moderno. Los autores de la lista y yo estamos de acuerdo en el principio: Psicosis es la película de la que todo parte, y personalmente confieso que aún hoy logra hacerme sentir escalofríos. Los autores de la lista tienen una cierta fijación con determinadas películas. Por ejemplo, El resplandor, que ciertamente da miedo, pero me parece muy irregular. Si hablamos de cine americano, tenemos que hablar de los directores que indirectamente siguieron la estela de Hitchcock con brillantez en los 70. Hablo de Tobe Hooper, George Romero, John Carpenter, Sam Raimi y Wes Craven, principalmente. Hooper me parece de largo el más talentoso: La matanza de Texas, Poltergeist y El misterio de Salem´s Lot (ésta como miniserie de TV), son genuinamente terroríficas.
En la lista salen varios momentos de Tiburón. A mí me parece una magnífica película, pero como terror, me causa mucho más el camionero de El diablo sobre ruedas, ya que estamos con Spielberg. Y aquí es donde entro en otra consideración esencial a la hora de valorar el cine de terror, que ha dado poquísimas películas verdaderamente notables: su eficacia no reside en lo que se ve, sino en lo que se intuye o se imagina. Por eso Jacques Torneur se negaba (sin éxito) a mostrar al monstruo en su magnífica La noche del demonio. Polanski aprovecha ese efecto al máximo en La semilla del diablo.
De todas las películas de zombies, la mejor es sin duda La noche de los muertos vivientes, de George Romero, más que nada, por la sensación de agobio asfixiante que transmite. Del resto, una que de pequeño me lo hizo pasar bastante mal (por culpa de Mis terrores favoritos), es No profanar el sueño de los muertos, notable esfuerzo hispano de Jorge Grau.
De John Carpenter, la obra maestra absoluta es La cosa, donde Rob Bottin creó unos efectos especiales de auténtica pesadilla. Sam Raimi consigue milagros con Posesión Infernal, teniendo en cuenta su presupuesto. Y la primera película de Wes Craven, Pesadilla en Elm Street, juega con el miedo a quedarse dormido. Otra película con la que los autores de la lista tienen fijación es El exorcista, que siempre me pareció demasiado explícita, pero su inclusión es imprescindible. Aunque luego mencionan El exorcista III, que más que asustar, aburre.
Hay dos inclusiones que me parecen muy acertadas: La invasión de los ladrones de cuerpos, versión Philip Kaufmann, y Dumbo, de Walt Disney. Siempre he pensado que el cine de Disney, cuando éste vivía, tenía momentos verdaderamente espantosos. Pinocho, en ese sentido, es un ejemplo singular: hay que recordar toda la escena en el parque de atracciones para niños.
Desde luego, David Lynch es un maestro a la hora de inquietar. Cada vez que aparece Robert Blake en Carretera Perdida es para estremecerse, y Mulholland Drive está perlada de pura pesadilla a lo largo de su metraje. Es curioso que no estén mencionadas en la lista. Pero hay omisiones mucho más graves, como Hellraiser, de Clive Barker, o casi toda la obra del genial David Cronenberg (La mosca sería un buen botón de muestra).
Por ejemplo, mencionan la versión americana de The Ring, en lugar de la japonesa. Craso error: la original es mucho más inquietante, y añadiría que el cine de terror oriental es el mejor que se hace actualmente, a pesar del (engañoso) revival del género en el cine americano, del que sólo salvaría la excelente El Proyecto de la Bruja Blair. Tanto Ringu como Dark Water, The Eye, o Audition, me parecen puntas de iceberg excelentes de una manera espectacular de hacer cine de terror. Los japoneses entienden perfectamente otra de las claves del miedo: el sonido. El silencio, o un ruido determinado, o un súbito estruendo, pueden ser tan escalofriantes como las imágenes. De hecho, nos asustamos antes por el sonido que por la imagen. En ese sentido, La maldición, que he visto recientemente, es la película que más me ha asustado en mucho, mucho tiempo.

martes, mayo 11, 2004

Cosecha negra 

Hablando de libros, una de las cosas buenas que tiene vivir en Barcelona (o cerca de ella), es que hay muchas librerías curiosas o especializadas. Acaba de abrir una de lo más interesante, y que hoy mismo ha inaugurado su propia página web: Criminòlic, una librería especializada en género negro y policíaco. Aparte de ser un interesante punto para un paseo, la noticia tiene mucho que ver con el cine: la librería organiza ciclos de proyecciones, vende libros como El cine negro de la RKO o Las películas de Sherlock Holmes (¡fascinantes!), y tiene una sección de DVDs muy maja. Un sitio ideal para perderse en un día lluvioso como hoy.

domingo, mayo 09, 2004

Un libro de culto 




Hasta ahora no he hablado de libros de cine. No leo demasiados, todo sea dicho: lo que más leo son revistas para estar al día. De todos modos, el mejor libro de cine que ha caído en mis manos es éste que véis en la foto: The Psychotronic Encyclopedia of Film, de Michael Weldon. El tipo en cuestión llevaba ya tiempo con un magazine del mismo nombre que reivindicaba el cine de culto más curioso. Las razones por las que este libro (que por cierto, no es nada caro) es mi biblia particular son variadas: la fundamental es que Weldon, bajo su apariencia frívola (es uno de los grandes reivindicadores de la obra de Ed Wood Jr.) tiene un conocimiento asombroso del cine. Lo demuestra porque en lugar de repetir los tópicos que dicen los demás, hace comentarios sobre filmes que casi nadie ha visto. El libro es una enciclopedia de 3000 fichas de cintas comentadas hasta 1983. Hay actores que están omnipresentes, y son de los más grandes: Bela Lugosi, Christopher Lee, John Carradine, Vincent Price. De cuando en cuando, suelta comentarios muy agudos sobre filmes notables, como los de Fritz Lang. Una fenomenal guía de consulta, que fue ampliada y continuada con una segunda parte igualmente destacable.

viernes, mayo 07, 2004

Piedras en el tejado 

Ha causado cierto revuelo la decisión de Disney de retirar la distribución, vía Miramax, de Fahrenheit 9/11, el último y presuntamente incendiario (ya el título lo indica) documental de Michael Moore, uno de los más astutos críticos de la sociedad de su país. Por lo visto, Harvey Weinstein tiene que responder ante Michael Eisner, quién tiene que responder ante Jeb Bush. La decisión, en todo caso, es un error absurdo, porque Moore no cuenta nada que no se sepa ya en ciertos ámbitos, y la prohibición sólo contribuirá a la mitificación de la película, como ya ha pasado otras veces. Limitar la libertad de expresión de este modo, además, convencerá a una mayoría de que, efectivamente, hay mucho que ocultar, ya que la película va a concurso en Cannes, y será vista de todos modos.

jueves, mayo 06, 2004

Segunda realidad 




"Era un escritor muy irregular, tenía libros muy buenos y otros mediocres. Eso dependía mucho de la cantidad de drogas que tomara." Esta es una de las mejores definiciones de la literatura de Philip K. Dick que he leído, de boca de Stanislaw Lem. En la gran mayoría de sus obras, Dick plantea la posibilidad de que la realidad sea una mentira, un sueño. Por eso sus argumentos son siempre atrayentes para los cineastas, expertos en crear ilusiones de realidad.
Con cierta astucia, el cine ha escogido, de la vasta bibliografía de Dick, libros menores y sobretodo relatos, para los que estaba particularmente dotado. Lo cierto es que el escritor fue testigo efímero del estreno de la primera adaptación de una de sus novelas, pero murió poco después de que Blade Runner se estrenase, no sin antes mostrar su satisfacción ante el resultado.
Podemos recordárselo al por mayor fue el primer cuento que fue adaptado, con singular acierto, por Paul Verhoeven en la adrenalínica Desafío Total, que tiene la virtud de ser extremadamente entretenida y provocar la reflexión al mismo tiempo, sobretodo con el muy ambiguo final. Memorable, por cierto, la actuación de Michael Ironside como villano. Hay planos soberbios, como el de Cohaagen mirando sus dominios desde la vitrina, un homenaje muy bonito a Metrópolis, de Fritz Lang.
Asesinos Cibernéticos es la adaptación del cuento Segunda Variedad, que habla de la lucha en un futuro remoto entre los humanos (Peter Weller al frente) y diferentes especies de androides escurridizos y miméticos. Está dirigida por Christian Duguay, y resulta una película correcta con momentos inquietantes, a pesar de las muchas críticas que ha recibido. Al fin y al cabo, es un film modesto, casi de serie B, en cuyo guión, al igual que el de Desafío Total, participó el hombre que ideó a Alien, Dan O´Bannon.
Steven Spielberg adaptó a sus propios intereses El informe de la minoría, con resultados espectaculares. Minority Report forma, con A.I., un díptico memorable de ciencia ficción pesimista. La resolución resulta algo precipitada y quizás poco creíble, pero no veo un reparo mayor en un conjunto que parece una especie de estilizado viaje al infierno. Hay momentos que son reflexiones inquietantes sobre el rumbo de nuestra sociedad: los salones virtuales, la publicidad personalizada, el oftalmólogo sádico (excelente Peter Stormare). En el guión participa Ronald Shusett, colega de O´Bannon en Desafío Total y en Alien. El círculo perfecto.
No he podido ver Infiltrado, la adaptación que Gary Fleder ha hecho de Impostor, un cuento de Dick particularmente conectado con sus novelas en la discusión de la realidad. He oído todo tipo de críticas, la mayor parte negativas. Pero me gusta el director, me gusta Gary Sinise, y me gusta el argumento del cuento, así que comprobaré personalmente, a la mayor brevedad posible, en qué medida ha influido la pésima distribución de esta película en nuestro país, dos años de retraso, a causa de su sonado fracaso en la taquilla estadounidense.
Sin embargo, no me parece que John Woo sea el director más propicio para adaptar Paycheck al cine. Su carrera americana es, en general, un desastre, Ben Affleck está insoportable, y a Uma Thurman se le nota que está descansando de sus esfuerzos con Tarantino. El comienzo, sin embargo, es brillante, y sale Paul Giamatti, un actor que me gusta mucho, en el papel de Shorty.
El balance es bastante bueno. Dick podría estar moderadamente satisfecho. Hay varios proyectos sobre otras tantas historias cortas sobre la mesa. El futuro imperfecto pinta bien para las versiones en cine del más paranoico y genial de los escritores de ciencia ficción.

martes, mayo 04, 2004

Mi tesoro 



No contentos con sangrarnos con las ediciones extendidas de las películas de Peter Jackson (que por cierto, Ralph Bakshi sigue sin morderse la lengua al respecto), Howard Shore ya ha anunciado sus planes para la recopilación de toda la música de la saga: será una caja con 9 CDs, ocho para las películas y uno con material inédito y raro. Se ve que en la versión extendida del Retorno del Rey habrá un documental de tres cuartos de hora sobre cómo se hizo la música. Desde luego, los listos de New Line ya saben lo que hacen. Aquí hay más información para los curiosos.

lunes, mayo 03, 2004

Uno de los nuestros 




Es fácil imaginar por qué Freaks supuso, con su enorme fracaso, el precipitado final de la carrera de Tod Browning. Fue revolucionaria cuando se estrenó, en 1932, y sigue siéndolo hoy, y mucho me temo que lo será siempre. Como todos los genios, Browning fue más allá de lo que nadie pudo soñar, al mostrar a su tierna parada de los monstruos frente a la monstruosidad infinita de los bien parecidos Hércules y Cleopatra. Viendo la televisión de hoy en día, los periódicos y revistas de hoy en día, la realidad cotidiana de hoy en día, la propuesta de Tod Browning sigue siendo un insulto a la humanidad. Porque las apariencias cuentan más que los trasfondos, porque juzgamos todo por la superficie de las cosas, porque pensamos que lo bello y lo atractivo son las máscaras de la bondad, porque los monstruos sin escrúpulos son los dueños de las escaleras del éxito. Tod Browning lanzó un testigo que aún no ha sido recogido, y su obra cumbre, como todas las grandes obras maestras, plantea interrogantes que aún hoy, quizás más que nunca, nadie es capaz de responder.

sábado, mayo 01, 2004

A través del espejo 

Tras un período sabático, el Dr. Strangelove ha vuelto tras un visionado intensivo de Twin Peaks que lo ha transformado en el mismísimo Agente Cooper (esperemos que el buen Cooper, no el poseído por Bob). Su primer post tras la transmutación es un muy acertado análisis de la serie en su conjunto con interpretaciones realmente interesantes de los temas de esta serie inagotable. La nueva peich se llama Ghostwood y ya está en los links. ¡No esperen a visitarla!

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